Robo y maltratos, el drama de la familia boliviana del «caso cero» en Argentina

Robo y maltratos, el drama de la familia boliviana del «caso cero» en Argentina
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Un robo, maltratos y aislamiento sufre la familia del “caso cero” de la variante delta del coronavirus en Argentina, un migrante boliviano de 62 años que falleció el pasado domingo en el Hospital Rawson de Córdoba, el deceso se dio por su avanzada complicación en la salud, ya que sufría “insuficiencia respiratoria causada por neumonía bilateral grave”, informaron fuentes sanitarias argentinas.

La identidad del hombre no fue revelada al público para preservar a su familia, que recibió duras críticas por la cantidad de positivos que se desprendieron a partir del suyo. “Lo juzgaron mal a mi tío y a mis hermanos por política. Le arruinaron la vida a todos los niños de la familia inventando cosas y tratando como perros a los menores. Estoy cansado de  lo que inventaron desde un principio, todo lo que nos han ensuciado a mí y a mis hermanos”, dijo Eduardo, nombre ficticio de uno de los sobrinos del hombre al diario Clarín.

De acuerdo con los reportes de prensa de Argentina, la esposa del sobrino también terminó internada y grave tras el contagio, aunque fue dada de alta días atrás, mientras que él, sus dos hijas y un hijo de seis años, fueron aislados en un hotel desde el 3 de agosto para que las autoridades los controlen en confinamiento.

Durante esos primeros días, la familia denunció maltratos y abusos de parte de las autoridades sanitarias que tuvieron a las familias, junto a los niños, más de 12 horas en la puerta del Hospital Rawson sin comida ni abrigo.

Mientras estaban aislados, con su esposa internada y su tío y una vecina en grave estado, entraron a robar a la casa de Eduardo, según le dijo a El Doce TV.

“Dejé la luz prendida y mis vecinos me estaban cuidando todo. Pero tienen que descansar, no pueden estar las 24 horas vigilando mi casa. Recibí el llamado de una vecina para decirme que estaba apagada esa luz, entonces llamé a la Policía, fueron a ver y me dijeron que habían roto la puerta para entrar. Me robaron y ellos se fueron y dejaron mi casa”, contó desesperado. Según se pudo averiguar, se robaron dinero que la familia había dejado separada para los tratamientos médicos.

Proceso

Según informó la agencia estatal Télam, de acuerdo con los datos de la causa judicial, promovida por el Gobierno local, el viajero habría violado el aislamiento domiciliario que se le había impuesto y generó un brote intrafamiliar. El hombre habría concurrido a un restaurante con su familia y a centros de compra durante el período en que debía estar aislado.

La Unidad Fiscal de Emergencia (UFES) investiga la causa que tiene como imputadas a otras cuatro personas que, a sabiendas de que el hombre fallecido portaba el virus, compartieron encuentros.

En todos los casos están acusados por violar los artículos 202 y 205 del Código Penal, que establece penas de entre 3 y 15 años de prisión por realizar acciones que propagan la enfermedad viral.

Según establece la normativa nacional, el hombre y su grupo familiar debían realizar un aislamiento de siete días para prevenir la propagación de nuevas cepas en el país.

Los contagios

Según los testimonios de la familia, el hombre había salido de Córdoba para probar suerte en Perú como albañil, pero al no haber logrado conseguir un trabajo, retornó cuatro meses después, llegando a Argentina el pasado 19 de julio y y no respetó el aislamiento obligatorio

Pasaron cuatro días y el hombre “se confió”, como lo hizo el 38% de los viajeros que regresaron al país desde el exterior e incumplieron con el aislamiento, según datos de la Dirección Nacional de Migraciones.

Fue recién el 26 de julio -mientras esperaba recibir el alta- que se realizó un tercer testeo que se aplica en todos los casos de viajeros que llegan del exterior: ahí dio positivo.

En paralelo, sus sobrinos y sus familias empezaron a manifestar síntomas y también se hisoparon. Por haber estado en contacto con alguien proveniente del exterior, todos cumplieron con el aislamiento, pero ya habían pasado tres días de rutinas activas desde el primer contacto estrecho.