Amigo del argentino muerto en el Chapare: Fue un infierno lo que vivimos en Bolivia

Un grupo de argentinos viajaban en moto por el país, cuando Alejandro Benítez fue embestido por un camión en la ruta que une Santa Cruz con Cochabamba.

Amigo del argentino muerto en el Chapare: Fue un infierno lo que vivimos en Bolivia
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Emmanuel Suares Reynaga, amigo de Alejandro Benítez —el argentino que murió en un accidente en el Chapare, Cochabamba—, reveló los detalles de todo lo que tuvieron que vivir para internarlo en un hospital, rogar para que lo atiendan y cómo ocurrió su deceso.

Además de peregrinar porque Alejandro sea auxiliado, Emmanuel contó que lo peor de todo fue que la Policía Boliviana los obligó a ser testigos de la autopsia.

“Con un serrucho le abrieron el pecho, le abrieron el cráneo, nos hicieron ver todo, las costillas que estaban quebradas, todos los moretones, todo, como si fuéramos estudiantes. Todo lo vimos. Y sin decirte que tuvimos que pagar la autopsia. Tuvimos que volver a todas las farmacias a comprar las gasas, las agujas, los hilos para que lo vuelvan a cerrar. Un infierno fue lo que hemos vivido ahí”, relató Suares al periodista argentino.

Los argentinos Benítez, Suares, y otro grupo de personas viajaban en moto por Bolivia, cuando el primero, en la ruta que une Santa Cruz con Cochabamba, fue embestido por un camión.

A partir de ese hecho comenzó la odisea de los motociclistas para lograr la atención médica para su amigo, ya que en el centro de salud donde lo atendieron exigían el pago por adelantado y en moneda boliviana, publicó La Nación.

Suares explicó que luego de que su amigo sufrió el accidente, lo llevó al hospital de Ivirgarzama, en Cochabamba, en una ambulancia que casualmente pasaba por la ruta.

“Cuando llegamos, lo primero que hicieron los médicos fue darnos un listado de medicinas que teníamos que comprar para atenderlo. No entendíamos por qué nos cobraron de antemano, nuestro amigo estaba agonizando”, señaló.

Aunque otro de los integrantes del grupo salió en busca de los fármacos todo fue en vano, ya que al cabo de 40 minutos les dijeron que no los podían atender por el estado de gravedad en el que se encontraba Benítez y que debería ser trasladado a otro hospital.

Entonces les indicaron que para el traslado debían pagar por la atención que se les dio y la ambulancia que llevó al herido hasta ese lugar. Comenzaron a discutir con la cajera porque no comprendía que no tenían moneda boliviana y que podían pagar o dejar como prenda los billetes en pesos argentinos que tenían.

Incluso, la cajera le sugirió que fuera a cambiar los pesos argentinos a la moneda local: “‘Pero cómo me voy a ir del hospital si mi amigo está agonizando’, le dije. Entre la cajera y la sala donde estaba Alejandro Benítez solamente nos separaba una ventana con una cortina y se escuchaba todo lo que estaba sufriendo”, afirmó.

El grupo pasó casi una hora en su intento por cambiar los pesos; Emmanuel regresó al hospital y llegó a ofrecerle su moto a la empleada de la caja del centro de salud.

“‘¿Vamos a dejar que mi compañero muera por mil pesos bolivianos? No se trata de un argentino, es una persona que sufre como todos nosotros’, le decía, pero decía que no podía. Ahí fue cuando le dije que le entregaba mi moto”, rememoró.

“Entonces ella aflojó, llamó a la ambulancia, que habrá tardado 15 minutos en venir. Hacía como dos horas y media que teníamos a Alejandro agonizando en esa sala”, contó Suares.

“Tuve que entregar mi moto. Cuando llegó la ambulancia, Alejandro falleció de un paro respiratorio. Obviamente con mis compañeros nos abrazamos y nos fuimos en lágrimas. Era la impotencia de cómo se podía ver a nuestro amigo muriendo y nadie hacía nada”, expresó.

Sin embargo, añadió que la odisea no terminó ahí, ya que los obligaron a presenciar la autopsia.

“Es algo que jamás lo he vivido, creo que una persona común y corriente como nosotros no está acostumbrada a ver eso, y menos si es un amigo tuyo. Nos hicieron firmar para ser testigos de lo que estaban haciendo”, lamentó.